Angela, mientras volvía a su casa, tenía otra sesión con otro pelele que había quedado. Después de la sesión con la esclava Sonia que no fue planificada y surgió de forma inesperada, tenía que aprovecharla. Ella había notado en Sonia un signo de sumisión cuando la miraba en el parque. Es algo que todas las dominas tienen, una especie de sexto sentido que cuando ves a alguien, baja la mirada, retira la vista como que tiene todos los síntomas de ser sumisa/o, aunque puede ser por timidez. Angela fue dirigió al parking de la calle Velázquez donde le esperaba su siguiente esclavo. –¿Has hecho todo lo que te ordené esclavo? –preguntó Ama Angela. En milésimas de segundos llegó el mensaje por WhatsApp. –Si mi Ama Angela. –respondió esclavo Alberto. El siguiente mensaje que tenía en su móvil era el de un texto con un modelo de coche y un número de matrícula, donde estaría esperándola. Angela cuando llegó se agachó justamente en la rueda delantera, mirando detrás de ella, estaban las llaves como le había ordenado a su esclavo. Angela subió al coche, arrancó y se fue en dirección a la casa de una amiga Vanessa, donde tenían un estudio de BDSM para las sesiones, el cual tenían un parking. Durante el camino, Angela tenía puesto el móvil en manos libres para poder hablar por el teléfono mientras conducías. –¿Cómo vas esclavo? –¿Estás bien? –¿Has hecho todo lo que te he ordenado esclavo? -preguntó Ama Angela. –Si mi Ama Angela, estoy bien e hice todo lo que me ordenó. –Me he desnudado, me puse la jaula de castidad y el Plug anal que me dio. –respondió Alberto. –Muy bien, así me gusta esclavo, que seas obediente. –respondió Ama Angela.
–Además, te envié en la bolsa un collar con una cadena y una venda para taparte los ojos. –dijo Ama Angela. –Espero que lo hayas cumplido todo como te dije, cerdo. –dijo Ama Angela. –Además, quiero oírte, mientras conduzco, así que ladra esclavo qué para mí, eres mi perro. –ordenó Ama Angela. –¡Guau, guau, guau! –respondía Alberto. –Muy bien perrito. –Además, mueve la cola. –ordenó Ama Angela. Aunque era difícil Alberto movía el culo con el Plug metido en él. Angela, que había llegado a un semáforo, se dedicó a mirar por la pantalla del móvil, riéndose, encendió el Plug vibratorio que llevaba Alberto en su ano, poniéndolo al nivel mínimo de potencia. Alberto empezaba a sentir sensaciones placenteras poco a poco hasta que empezó a tener una erección del pene, metido en la jaula de castidad, mientras este gemía de placer y dolor. –Ah, Ah, Ah, gemía Alberto, que se le escuchaba a través de la videollamada del móvil, mientras que Angela se reía de él, con insultos vejatorios y humillantes que le gustaban. –Así me gusta esclavo que disfrutes cuando tu Ama te lo ordena. –dijo Ama Angela, reía Angela Ja, ja, ja, ja. Los peatones estaban pasando por el semáforo mientras que la señal en verde para ellos los habilitaba para pasar. Angela, tenía la ventana abierta con el móvil a todo volumen mientras se escuchaban los jadeos de su esclavo y se le veía por la pantalla del móvil. Unas chicas que pasaron por delante, se fijaron en la pantalla y escucharon el audio de Alberto gimiendo y llamándola mi Ama Angela denigrándose e insultándose todo el rato como ella se lo había ordenado mientras estas se reían a carcajadas. La verdad que habría que contar como se habían conocido Angela y Alberto, por lo que vamos a contárselo para darle sentido a la historia.
¿Cómo empezó Alberto en este mundillo? ¿Y cómo se convirtió en esclavo de Angela? Angela era estudiante de psicología, tenía la piel negra con pelo moreno negro largo hasta la cintura, con unos ojos azules verdosos que llamaban mucho la atención, por lo que tenía muchos compañeros tanto de clase como de facultad. Uno de ellos era Alberto, que era compañero de piso de su amiga Tanía. El caso que Angela estaba buscando habitación y como los alquileres para los estudiantes son altos. No había otra manera que compartir piso, así que Tanía tenía una habitación libre, porque su anterior compañero había acabado la carrera y dejó libre la habitación. Tanía al enterarse de qué su compañera Angela estaba buscando cuarto, la invitó a su piso para ver si le gustaba la habitación y el piso, que por cierto compartía con Alberto. Tanía era una chica modosita, de piel blanca, con ojos marrones y pelo rubio. Mientras que Alberto era alto, pelo castaño y con ojos marrones. Era un poco machito, pero como todos los hombres caen a los pies de una mujer cuando ellas lo desean. Angela después de las clases fue a la casa de Tania, la cual al verla, le gustó el portal, tenía parking privado, o sea que tenía intimidad y jardines por si algún vecino tuviera un animal como mascota. Angela le gustó, y así se lo dijo a Tania, que se puso muy contenta, ya que con ese alquiler ayudaría a pagar la mensualidad al casero. Angela se instaló unos días después, ya que como sabéis los estudiantes que comparten habitación tienen sus pertenencias y poco más.
Un día que estaba Angela fisgando por la casa, pero porque era un poco curiosa descubrió algo interesante para ella. El caso que Tanía guardaba un gran secreto que Angela descubrió de la manera más tonta, la verdad, y de esta manera empezó todo a enredarse con las relaciones de tipo BDSM, Dominación y sumisión, Findom, FinFet, etc. Tanía guardaba un cajón donde tenía un collar con su nombre, una cadena, unas esposas, pinzas, Plug anales, un látigo, una fusta y unos consoladores con un arnés. Además, tenía algunas fotos de ella posando de rodillas para un antiguo novio que tuvo como Amo. En realidad, era una puta sumisa esclava deseosa por ser sometida nuevamente, pero con la carrera la dejó un poco aparcada. Y ahí, Angela, entro como compañera en acción, aunque Tania mantenía todo en secreto y bajo llave. Se podría decir que era el cajón de los secretos de Tania. Sin embargo, no siempre se acordaba de borrar sus búsquedas en el navegador y ese día se le olvidó con las prisas de llegar a tiempo al trabajo. De esa manera, Angela un día buscando información para hacer un trabajo, lo encontró ya que salía como últimas búsquedas en el navegador. Angela estuvo viendo los vídeos que había estado viendo Tania, que iban de todo tipo de D/s, humillación verbal, física, uso de látigos y collares con correa. Había uno que le pareció muy gracioso de una chica de rodillas a cuatro patas con collar y una correa a su cuello, mientras que otra mujer u hombre la paseaba como si fuera una perra. Ella no tocó nada e hizo como si no supiese nada del tema, pero la observaba durante unos días. Era un viernes cuando Angela estaba en casa, mirando la televisión con las botas sucias apoyadas en una especie de mueble en el salón, manchando el mueble, el suelo de tierra por haber andado por el parque y la universidad.
Entonces, llegó Tanía del trabajo algo cansada, que cuando miró las botas de Angela junto con la mesa, se quedó un poco sorprendida por verlas todas sucias junto con la mesa y el suelo. –¿Te gusta Tanía? –¿El qué Angela? -preguntó Tania, dejando el abrigo colgándolo en el perchero y la bolsa del trabajo junto el bolso. –La escena está de la serie esta que te estaban echando en ese momento. –dijo Angela. Tania se sentó en la otra silla, mirando no sólo la televisión sino el mueble y sus botas. Angela pensaba, “estoy segura que se está excitando como la chica del vídeo al ver las botas sucias, y lamerlas a la orden de su Ama.” –¡Dime si te gusta! Tanía no sabía que responder, cuando empezó a tartamudear poniéndose nerviosa. –Tanía tranquila. –dijo Angela. –Estuve buscando en el ordenador información para hacer un trabajo y a que no sabes lo que encontré en el ordenador. –¡No, Angela no lo sé! –Pues un motón de vídeos BDSM, D/s sobre chicas que estaban desnudas de rodillas, con un collar su cuello y una cadena con esposas, látigos, fustas, mientras las humillaban, las degradaban y las insultaban, siendo denigradas por un motón de tíos que las tratan como esclavas perras en celo, zorras y guarras que son. Tanía abría los ojos de par en par, mientras retiraba su mirada, bajando la mirada al suelo a donde estaban sus botas.
Con ese gesto Tania se había delatado delante de Angela, aunque podría haber sido Alberto. Angela pensaba que quizás fuese Alberto, pero resulta que Alberto tiene un ordenador portátil y siempre se lo lleva ya que es estudiante de arquitectura así que sólo quedabas tú, un día mirando esas cochinadas, pero con su silencio y mirando al suelo, fue Tania. –dedujo Angela. –Lo siento, Angela, borraré los vídeos del historial para que no te moleste por si alguna vez lo usas para buscar información para tus trabajos. –dijo Tania, nerviosa. –Mira Tanía, me has provocado una excitación viendo esos vídeos y me he imaginado que tu estabas de rodillas como mi esclava. –Yo... –Tanía miró de nuevo a las botas, bajando la mirada al suelo. Ella sin darse cuenta estaba dejándose someter por Angela, inconscientemente. Por lo que Angela dijo en voz alta de forma imperativa. –¡Tanía, si aceptas ser mi esclava, vete a la habitación desnúdate y ven a patas. como mi esclava, mi perra que eres! –Pero si decides no serlo que no te interesa, vuelves una vez que hayas dejado tus cosas en tu habitación como siempre, y hacemos como esto no hubiera ocurrido. –Tú misma eliges lo que quieres, –dijo Angela. Mientras movía sus botas cambiando de posición para ver que hacía Tanía, ya que el tiempo pasaba y ella no sabía cuándo iba a volver Alberto. Tanía se marchó, a la habitación, mientras que Angela seguía viendo un programa de televisión que salía en ese momento, pensando que quizás se había pasado o que quizás a Tanía no le gustaba ser sometida por otra chica sino por un chico como Alberto. Muchas cosas rondaban su cabeza, pero mientras tanto pasaba el tiempo y Tanía no salía. Angela estaba mirando a la televisión cuando vio salir a Tania desnuda a 4 patas con un collar con una plaquita con su nombre "esclava Tania" y con una correa que llevaba en su boca mientras se acercaba a Angela mirando al suelo. Angela se río a carcajadas, –ja, ja, ja, –¡Qué mona estás esclava! –Me encanta verte así, Tania, con lo recatada y dominante que eras, y resulta que eres una puta sumisa obediente y fiel, a la que le gusta que la humillen, denigren y vejen. Angela cogió el móvil para empezar a tirarle fotos mientras la insultaba. –¡Mírame, esclava! –ordenó Ama Angela.
–¡Quiero que se te vea bien en las fotos! –Pero mira qué cerda eres, una puta guarra, una perra en celo, eres lo más bajo que hay esclava. –dijo Ama Angela. –Quiero que dejes la correa de la boca en el suelo y me mires a los ojos. –ordenó Ama Angela. Tanía obedeció, tímidamente levanto su mirada del suelo hacia los ojos de Angela. Era increíble el poder que tenía el BDSM, sobre una persona. Le pareció que Tania, era como si fuese otra persona a la que no conocía o al menos desconocía esa faceta suya que desconocía. – ¡Venga pídeme que sea tu Ama y humíllate, denígrate ante mí, diciéndolo, esclava! –ordenó Ama Angela. –¡Por favor! Angela, se mi Ama, me gustaría ser su esclava, su perra en celo, soy una zorra y guarra asquerosa que le gusta que la denigren e insulten. –imploró Tania, acercándose a sus botas para besarlas. –Me gustaría ser su esclava Ama Angela, –¡Por favor se lo suplico Ama! –suplicó Tania. –Muy bien, te acepto como mi esclava Tania. –dijo Ama Angela, iniciándose en el mundo del BDSM. Se le ocurrió una buena manera de grabar el momento mediante la humillación físicamente. –Mira, Tania quiero que mires a la cámara y que respondas,
–¿Quién eres? –¿Qué eres? –¿Quién soy yo? –¿A quién perteneces? –¿Qué vas hacer a partir de ahora? –preguntó Ama Angela. Tania respondió
–"Me llamo Tania González Rosales, soy una puta sumisa esclava, le pertenezco a mi Ama Angela para servirla y obedecerla” “Voy a ser su esclava mi Ama Angela, postrándose a sus pies.”
–Muy bien, esclava, –dijo Ama Angela. –Así me gusta, esclava. –dijo Ama Angela. –Recoge la cadena con la boca y ponla en mi mano como tu Ama y Dueña, esclava. –ordenó Ama Angela. Tania se acercó a su Ama, la que fue antes una compañera y amiga de clase, dejando el extremo de la correa en su palma de su mano con su boca sin dejar de mirar el suelo. Desde ahora, debes de cumplir unas normas básicas. –dijo Ama Angela. –Tu nombre se escribirá en minúscula. –No debes de mirarme a los ojos sino al suelo o a mis pies cuando te permita hablar a mí, o a una de mis amistades, ya que eres una esclava y no tienes ningún derecho a nada. –Me perteneces y eres de mi propiedad como lo son estas botas o ese bolígrafo con el que escribo, ya que ahora eres inferior a mí. –dijo Ama Angela. –Al No tienes derechos y ser un animal, un objeto, no decides, no piensas, no hablas te limitas sólo a obedecer, esclava. –dijo Ama Angela. –¿Lo has entendido todo, esclava? –Si mi Ama Angela, –respondió Tania. –Soy su esclava, acepto todas sus condiciones mi Ama Angela. –dijo Tania, ya humillada entregándose a su amiga como su esclava. –Escríbeme en esta hoja todos tus datos, nombre, apellidos, cuenta bancaria, clave, cuenta de correo, contraseñas del móvil. –ordenó Ama Angela. –Tania lo fue escribiendo todo en la hoja sumisamente. –Toda tu ropa y todas tus cosas ahora son mías, así que yo decidiré que te pones y como te vestirás. –dijo Ama Angela. –Si mi Ama Angela, como ordene. –respondió Tania. –Cuando, tengas que comprar algo me pedirás el dinero, esclava. –dijo Ama Angela. –Si mi Ama Angela. –respondió Tania.
–De momento, trae toda tu ropa que vamos a ir mirando lo que no necesitas. –ordenó Ama Angela. –Angela, empezó diciendo que como esclava no necesitaba ropa interior así que toda la que tenía la metió en una caja para que la vendiera. –Este tipo de calzado como las botas de tacón alto no las necesitas ya que no es vestimenta de una esclava. –En casa irás siempre desnuda de rodillas a cuatro patas con el collar y la correa en la boca. –Te quedas la ropa del trabajo, la de la escuela y la ropa para ir por la calle, por si sales con algunas amigas o compañeras de clase. –Siempre vas a llevar puesto el collar de esclava con tu nombre y la cadena la llevas por dentro, por si en algún momento nos encontramos en algún lugar, esclava. –dijo Ama Angela. –Sobre tus contactos, yo decidiré a quien decírselo y a quién no, a quien dejarás de seguir y de hablar, esclava, porque ahora me perteneces, eres mía, tu boca, tu culo, tu coño, todo tu cuerpo. –dijo Ama Angela. Tania estaba muy excitada, escuchando todo lo que decía su Ama, y en cierta manera se parecía mucho a lo que le hizo en el pasado, su ex novio hasta que se cansó de ella, y se fue con otra chica buscando otras cosas que ella no le daba. Angela cogió tiró de la correa del cuello de Tania para atarla a la mesa del salón.
Todo esto parecía excitarle mucho a Tania, ya que Angela observó cómo estaba húmeda, cayendo la humedad por los muslos hasta el suelo del salón. –Si salimos juntas irás detrás de mí y cuando esté hablando con alguien que yo crea que es de mi confianza, te daré un toque en mi cadera, y te pondrás de rodillas mirando al suelo, mostrando a quien esté hablando que eres mi esclava enseñando tu sumisión. –Si te doy dos toques te preparas para cogerte la correa, y me sigues de rodillas a cuatro patas como una perra. –Muy bien, esclava. -dijo Angela. –Besa mi mano y después mis botas. –ordenó Ama Angela. Tania sumisamente ya sometida completamente ante su ex amiga y ex compañera, ahora su Ama, besó sus manos y luego sus botas en señal de respeto, obediencia y sumisión. Mientras Angela sonreía pensando en las ventajas que era tener una esclava para servirla. Tania después de eso se quedó de rodillas sentada, esperando en silencio. –Mira, pega la cara de lado en el suelo, mirando hacia mí, esclava. Tania obedecía la orden sin hablar como la había ordenado su Ama. Mientras, Angela le pisaba la cara con la bota tirándole una foto, y le grababa en vídeo –¿Te gusta esclava? –preguntaba Ama Angela. –Si mi Ama Angela, me gusta mucho. –dijo Tania. –¡Dame las gracias por someterte y domarte! –dijo Ama Angela. –¡Muchas gracias mi Ama Angela, por adiestrarme y domarme mi Ama Angela. –respondió Tania. Angela que no se le escapaba nada, le ordeno lamer la suciedad de sus botas y una vez que lamió ambas, lamió la suelas. Era algo que Angela le parecía asqueroso, pero se ve que a Tania le gustaba porque obedeció sus órdenes, así que sonrió y disfrutaba del momento Una vez que lo hizo, le ordeno quitarla las botas con la boca a su esclava para empezar a oler sus calcetines para al final quitarlos con los dientes y empezar a lamer y chupar sus pies. –¡Vamos, lame y chupa mis pies, déjalos limpios, esclava! –Si mi Ama Angela. –respondía Tania.
Angela se sorprendía de la situación ya que Tania no era ni la sombra de la amiga de lo que había sido. La tenía totalmente sometida, debía de ser muy excitante para ella ser dominada y someterla. –¡Vamos a jugar perrita! –Angela cogió una pelota pequeña de trapo que había en la mesa y la tiró al suelo unos metros de la habitación. –¡Ve y tráela con la boca como una buena perra esclava, Tania! Tania fue de rodillas a cuatro patas, arrastrando la cadena por el suelo, la cogió con la boca y se la trajo dejándola en su palma de su mano como hacían los perros. –¿Cómo lo agradeces perra? –¡Vamos perra! –dijo Ama Angela. –Tania empezó a ladrar –Guau, guau, guau, guau. Mientras Angela reía ja, ja, ja, ja, –¿Vamos tráele la pelota a tu Ama, esclava, lanzando la pelota nuevamente! En ese momento llamaron por teléfono. Angela lo cogió respondiendo –¿Quién es? –Soy Mara la madre de Tania. –Quería hablar con ella. –dijo la madre. Ahora mismo no está, pero si llama dentro de unos minutos, seguramente venga ya que está por venir. –respondió Angela. –¡Muchas gracias, Angela! –dijo Mara. –¿Eres su compañera de piso? –preguntó Mara. Si, así es, soy su compañera de piso. –respondió Angela, mientras Tania se acercaba asustada con la pelota en la boca y Angela le indicaba con el dedo de la mano que la dejara en su palma de su mano. –Muy bien, esclava, –Tráeme las zapatillas con la boca, mientras se despedía de la madre de su esclava. ¡Hasta luego, Adiós! –Colgó Angela.
–Muy maja tu madre es simpática, pero como eres ahora mi perra esclava ya no es tu madre aún, así dentro de unos minutos volverá a llamar, así que prepararte para cogerlo. –dijo Angela, dejando a Tania un poco asustada de lo podía hacer su ex compañera y ahora su Ama y dueña. –Mientras llama tu madre, sigue lamiendo mis botas, límpiamelas que mira que sucias están. –ordenó Ama Angela. –Si mi Ama Angela. Anteriormente, Tania se había quejado a Angela por traerlas así de sucias, pero jamás pensó que sería ella misma la que las limpiaría con su lengua. Ahora lamiendo sus botas iba dejándolas como los chorros del oro. Eso si su lengua estaba sucia de tanta suciedad, mientras que Angela sonreía y le decía que la mirara a sus ojos, para que supiera de quienes son esas botas, a las que ella estaba lamiendo. –¿Qué se dice esclava a tu Ama? ¡Muchas gracias mi Ama Angela! –respondió Tania. En ese momento, mientras continuaba lamiendo sus botas, llamó Mara, así que Angela le dijo a su esclava, –Puedes cogérselo a tu madre, esclava. Pero habla con ella mientras lames mis botas. –dijo Ama Angela. –Hazlo con cuidado para que no te descubra. sino pues tendrás que decirle la verdad sobre tus gustos sexuales y preferencias. –dijo Ama Angela. –¡Hola, Mama! –dijo Tania. –¡Hola, hija! –dijo Mara. –¿Qué tal estás? –dijo Mara, mientras lamía entre cada frase que decía ella. –Estoy bien, ya sabes como siempre. –dijo Tania. –Se escucha como algo raro Tania –dijo Mara. –¿Qué es eso que escucho? –preguntó Mara. –¡Ah, esto mama! es que estoy tomando un batido con una pajita. –dijo Tania. –¡Ah, vale hija! –dijo Mara. –Te quería decir qué si necesitas dinero o algo, ya que se acerca el fin de mes y me dijiste que te ibas a comprar algo de ropa. –dijo Mara, su madre.
–Entonces Angela le dijo que si para que aceptará. –¡Vale, mama! –dijo Tania. –Voy a comprarme una cazadora. un gorro, unos guantes y unas botas. –dijo Tania. –dijo Tania. –¡Vale, hija! –dijo Mara. Además, le dijo que tenía una compañera muy simpática, –¡Mándale saludos! –dijo Mara. –¡Vale, mama hasta luego! –dijo Tania. –¡Hasta luego hija, cuídate! –dijo Mara. Tania dejó el móvil y siguió lamiendo las botas de su Ama. Ahora quedaban las suelas de las botas que Tania seguía lamiendo, las cuales tenían mucha suciedad hasta que se encontró un chicle, tirándolo al suelo. Angela se enfadó –Le dijo, –¿Qué hacen los perros cuando tiran algo al suelo? –¡Ve y cógelo con la boca! –Después lo mantienes dentro de la boca, mientras lames mi suela de las botas. –Además, quiero que lo mastiques y lo saborees porque los perros no comen chicle, y yo te lo estoy permitiendo. –ordenó Ama Angela. – ¿Qué se dice perra? –Guau, guau, guau, –respondió Tania, cogiendo el chicle con su boca, directamente del suelo, y masticándolo mientras seguía terminando de limpiar sus botas. Faltaba poco para que fuese la hora de comer. Angela se puso a cocinar, era algo que le encantaba, mientras tenía a Tania de rodillas en la posición del sumiso que había visto en los vídeos de ella.
Cuando terminó de hacer la comida, Tania se moría de hambre, pero Angela empezaba a cogerle el gusto por ser Ama, por lo que se sentó y ató la correa de Tania a la pata de la mesa, mientras veía como ella comía. Como veía que Tania la miraba con ganas de comer también, le mastico un poco de comida y la escupió en el suelo cerca de ella. –¡Come esclava Tania! Se quedó un poco quieta ya que esas cosas no las había hecho nunca, pero si lamer las botas, le había dado asco ahora eso empezaba a superarla. Así que Angela fue a la habitación y en el cajón que le dijo que tenía las cosas Tania, encontró una fusta y un látigo, riéndose ja, ja, ja. –Mira que cosas tenías guardadas, esclava. –Pon el culo en pompa. –ordenó Angela. –Y ahora quiero que hagas lo que hacen en los vídeos. –dijo Ama Angela. –Angela empezó a darle fustazos en el culo, uno tras otro, mientras Tania los contaba y le daba las gracias. –Estuvo, así como más de veinte minutos hasta que ya estaba con el culo rojo de los fustazos. –¿Me vas a obedecer, esclava? –preguntó Ama Angela, a su esclava Tania. Uno detrás de otro hasta que a Tania le saltaron las lágrimas, se acercó a las botas, besándolas y pidiéndola perdón mi Ama, –No la desobedeceré más, seré buena. –dijo Tania. –Esto le encantó a Angela tenerla a sus pies doblegada a su voluntad era una sensación maravillosa pensó. –Entonces le dijo que tranquila, que no se preocupara, fue y escupió en la comida y la piso con la bota, señalando con el dedo la bota.
Tania está vez totalmente sometida lamió, comió la comida e incluso Angela fue más cruel, y escupió en el suelo, y vio como Tania lo lamia. –Bien, ya tengo una esclava obediente y fiel. –dijo Ama Angela. Ella siguió comiendo mientras escupía comida masticada al suelo para que su esclava comiera. Una vez que se sació de comer, acercó el plato y tiro las sobras al suelo delante de Tania, mientras está comía directamente del suelo. Angela se sentó viendo la televisión, mientras miraba y tiraba fotos a Tania para tenerla acostumbrada a esa humillación estando sometida. Una vez que terminó Angela le ordenó que viniese hacia ella que se colocara como mueble para apoyar sus pies. Para las personas que no sepan lo que es, es ponerse como un taburete para apoyar las piernas de las mujeres y sus pies, que se llama escabel. Mientras Angela veía la televisión, Tania estaba a cuatro patas como una perra que de vez en cuando Angela tiraba de la correa para que supiera quien mandaba ya que las perras pueden revelarse cuando menos lo esperas. –Angela ordenó a Tania mirar siempre a sus pies o al suelo. Nunca mirar a los ojos directamente ya que como esclava que era, no tenía ese derecho, lo había perdido al convertirse en su esclava, ya no era un ser humano, sino un objeto, un animal de su propiedad.
La pregunta sería –¿Qué haría cuando viniese a casa Alberto? –pensó Angela. Bueno se acercaba la hora, así que le dijo a Tania que se pusiera tumbada en el suelo. Tania no sabía que iba hacer ahora su Ama, porque durante casi todo el día, había estado haciendo juegos de tipo Ama/perra, con humillaciones con escupitinajos, sus lamer botas. Angela comenzó a mear encima de ella por todo el cuerpo hasta que se llegó a su boca, diciendo que lo tragara todo sin protestar, y que detrás lamiera la orina que se cayó al suelo para limpiar el suelo. Ahora Angela pensaba que Tania se sentía humillada, denigrada, vejada más todavía y que ese acto la haría que se sintiera más esclava suya aún, ya que cuando los animales mean su territorio es por eso mismo, porque es una razón de posesión. Pero lo que quería Angela era deshumanizarla convirtiéndola en una perra esclava blanca para ella. Entonces vio como Tania estaba excitada y húmeda, por lo que había hecho. –Ponte a cuatro patas sentada en el suelo y pega tu cara y tus manos al suelo. –ordenó Ama Angela. Esta posición hacía que Tania tuviera su culo en pompa. De manera que Ella fue a por el arnés para follarla. Pasaron unos minutos mientras que Tania, sudaba, poniéndose cachonda esperando a su Ama.
Ella no sabía que maldades pasaban por su mente ya que como ex amiga y ex compañera de clase, nunca la había hablado de sus aventuras sexuales. Pero una vez que regresó con el arnés puesto, –Ella le dijo. –Lámela bien porque es con lo que voy a follarte para que no te haga daño. Además, quiero que te la metas entera en la boca como hacen las prostitutas cuando follan con sus clientes. –Tania ahora eres mi puta esclava blanca y yo soy tu Ama Negra, riéndose, ja, ja, ja, ja, ja. Tania nunca se la había metido entera por la boca. No había tenido esa necesidad, pero ahora echaba de menos no haber practicado lo suficiente. Tania pensaba que su ex novio no la tenía de ese tamaño. De ahí, que Tania comprara ese consolador descomunal. ¿Y por qué comprar un arnés? Os preguntaréis vosotros. Pues, porque Tania no es que fuese, lesbiana o bisexual, simplemente era por si tenía una compañera de habitación, que tuviese mucha confianza y jugaran a ser niñas malas como en las películas. Angela empezó a follarla la boca despacio y cada vez la mantenía más tiempo para sacarla de nuevo. Entonces, la volvía a meter nuevamente más profundamente para acostumbrar a Tania a su tamaño y longitud. Hasta que la metió completamente, manteniéndola varios minutos, haciendo que la respiración de Tania se normalizara, respirando por su nariz. Era algo que ella la habían hecho muchas veces con sus ligues cuando había ido a las discotecas. Pero a ella, la había follado la boca salvajemente e incluso un pavo la había dejado con un consolador en la boca atado a un collar, mientras que varios tíos de negros la follaban uno detrás de otro sin descanso. De ahí, que Angela empezara a conocer el mundo del BDSM sin saber nada de él.
En ese momento, se la metió por detrás de un sólo golpe a Tania, dando un grito enorme de dolor que empezó a gemir mientras se acostumbraba con las folladas de su Ama Angela. Los gemidos eran muy altos, –¡Ah, ah, ah! –gemía Tania de placer, dejando el dolor paso al placer mientras y al gozo, acostumbrándose a esa sensación. En ese momento, llamarón al móvil, el cual era Alberto, diciendo que no podría ir, que se tenía que quedar en casa de unos compañeros de grupo para hacer una maqueta y aprovechar el fin de semana. Angela se quitó uno de los calcetines, quitándose la bota y se lo metió en la boca a Tania mientras seguía follándola. –¡Vale, Alberto no hay problema yo se lo diré! –dijo Angela. –Este fin de semana, lo pasaremos muy bien. –dijo Angela, con su sonrisa maquiavélica mientras miraba a Tania como gemía. –¡Vale chicas cuidaos! –dijo Alberto. –Se despidió Alberto. –Has oído mientras follaba a Tania más fuerte, tenemos todo el fin de semana para nosotras, esclava. –dijo Ama Angela. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía Tania. –¿Te gusta que te follen salvajemente, esclava? –Si mi Ama Angela, me gusta mucho, perdiendo la voz, mientras gemía como una loca. Tania empezó a tener varios orgasmos sucesivos que provoco que se corriera cuatro o cinco veces, dejándola en un estado de éxtasis hasta que su Ama Angela se la metió por el culo de golpe, pegando un grito de dolor que parecía que todo el bloque se había enterado, ya que el calcetín se le había caído hacía unos segundos.
Tania gemía mientras salía de su boca las palabras solas. –¡Aaah, aaah, aaah, aaah! –gemía Tania. Angela riéndose, la metió el calcetín en su coño mientras que el otro calcetín se lo volvió a meter en la boca. Los gemidos eran tan intensos y tan altos que estaba segura que los vecinos lo estaban escuchando todo lo que sucedía en él. Eso hacía que Angela estuviera muy mojada y excitada completamente mojando sus bragas y empapándolas completamente ya que ese arnés tenía otra polla para Angela. De forma que ella estaba gozando también, siendo un consolador vibratorio. Ambas gemían de placer desencadenando unos orgasmos sucesivos encadenándose unos detrás de otros, mientras gemían. –¡Aaah, aaah, aaah, aaah! –¡Aaah, aaah, aaah, aaah! Hasta que ambas terminado de correrse completamente. Angela había tenido las bragas pringadas de flujos, squirs, en su boca mientras follaba a Tania, saboreando los sabores del coño de su esclava Tania. Entonces Angela se quitó sus bragas mojadas y se las metió en la boca de su esclava Tania. Angela se metió un vibrador por su ano, ya que pensaba que no era justo que Tania lo estuviera pasando tan bien, y que ella se quedara a dos velas, por lo que cuando activó su vibrador, empezó a metérselo nuevamente por su culo, ya tenía el culo bien abierto, pero estas embestidas eran muy fuertes, por lo que Tania, empezó nuevamente a gemir mientras lubricaba su coño nuevamente.
Estuvo bastante tiempo dándola por el culo, mientras que Tania volvía a gemir como la puta que era. Angela era un perra de verdad, porque cogió el móvil e hizo una videollamada a un par de amigas de clase que ambas conocían, y la dejó mostrando a Tania, mientras Angela le preguntaba. –¿Te gusta que te follen, esclava? –Si mi Ama Angela, me gusta que me folle, mientras ella gemía. –decía Tania. –¿Qué eres Tania? –preguntó Ama Angela. –Soy su esclava y perra blanca mi Ama Angela. –decía Tania, loca gimiendo de placer, mientras la follaba cada vez más fuerte. –¿De quién eres esclava? –preguntó Ama Angela. –Soy suya, de su propiedad y le pertenezco mi Ama Angela, soy su esclava blanca. –respondió Tania, corriéndose nuevamente y echando sus fluidos en el suelo del salón. –Muy bien, así me gusta, esclava. –dijo Ama Angela. Nada más terminar Angela le ordenó. –Ahora lame todo el suelo la orina, tus fluidos, y déjalo bien limpio, esclava. –Si mi Ama Angela, como ordene su esclava la obedece. –respondió Tania, totalmente humillada sin saber que sus compañeras la habían visto de esclava de Angela. Angela se puso el teléfono en la oreja y hablo con ellas. –¿Así que eres Ama? –dijo Gema. –Como lo has oído, Gema. –respondió Angela. –¡Qué fuerte tía! –dijo Marta. –¡Madre mía, Ama Angela! ¡Qué bien lo ha pasado! –dijo Susana. –¡Cuidado Susana que si eres sumisa te hago mi esclava! –respondió Angela. –¿Sí o qué? –dijo Susana. –No jodas que te ha gustado, Susana. –dijo Teresa. –Angela, tía nos has puesto cachondas a todas ahora. –dijo Margarita.
–Suponía que todas os pondríais excitadas de ver una sesión de BDSM. –dijo Angela. –Pues, si la verdad. –dijo Sofia. –La verdad que ha sido una experiencia novedosa. –dijo Naira. –Yo me he mojado las bragas, tías. –dijo Nagore. –Pues ya sabéis si queréis algo de mí, vivo con mi esclava Tania. –dijo Angela. –Yo me he corrido. –dijo Begoña. –Madre mía, que salidas estamos. –dijo Gema. –Menudas zorras somos. –dijo Sonia. –Buenos chicas os dejo que tengo que darle más caña a mi esclava. –dijo Angela. –De todas formas, mañana nos vemos en clase. –dijo Angela. –Por cierto, ahora que os he escuchado. –dijo Angela. –¡Quiero que ostiréis un selfie desnudas a cuatro patas como perras que sois! –ordenó Ama Angela. –Además, me enviáis esa foto por WhatsApp, escribiendo Si mi Ama Angela con vídeo grabándoos respondiéndome a las mismas preguntas que le hice a Tania. –ordenó Ama Angela. –Os dejo, esclavas. –dijo Ama Angela, colgando la videollamada. Esas últimas frases las había puesto a todas cachondas e incluso se habían excitado mojándose en sus bragas. –Bueno, ¿Tania has escuchado la toda la conversación? –preguntó Ama Angela. –Si mi Ama Angela. –respondió Tania. –¿Y? –preguntó Ama Angela. Angela notó que Tania estaba un poco molesta por aquello. Una cosa era jugar en la intimidad, pero otra era decírselo a casi una parte de la clase amigas de ambas. –No me ha gustado, Ama Angela. –Creo que el juego se termina aquí. –dijo Tania. –¿Puede devolverme mi libertad Ama Angela? –preguntó Tania, con energía y dureza. –Bueno no me esperaba que respondieras así, Tania. –dijo Angela. –Lo hice para que cuando te vieran en clase supieran toda la verdad de tu situación. –dijo Angela. –Si, era una buena intención, pero me has hundido frente a toda la clase, porque era nuestro juego, no para decírselo a todo el mundo.
–De hecho, mi madre casi me pilla. –dijo Tania. –Y si lo hace me quita la tarjeta, me cancela los estudios y me retorna al pueblo. –dijo Tania. –Y mi padre me mata a palos. –dijo Tania. –Pero, además, en esa clase hay una amiga del pueblo. –Entiendo, Tania. –dijo Angela, sentándose en la silla mientras cruzaba sus pies sucios delante de Tania, moviendo los dedos. –¡Vale, te daré tu libertad el lunes! –dijo Angela. Pero el fin de semana seguirás siendo mi esclava. –dijo Ama Angela. –¡Ponte de rodillas, y me besas los pies, pidiéndome perdón por tu falta de respeto al hablarme, esclava! dejó de follarla, le metió el consolador, y el vibrador dejándoselo ambos dentro. –Si mi Ama Angela. Tania se arrodilló, se acercó a cuatro patas para besarla los pies, diciéndola. –¡Perdón mi Ama Angela, por ser maleducada con usted! –¡No lo volveré hacer, mi Ama Angela! –Así me gusta, esclava. –dijo Ama Angela. –¡Ve a la habitación y tráeme el latido junto con las esposas! –ordenó Ama Angela. –Si mi Ama Angela, como me ordene. Cuando regreso se los dejó en sus manos como una perra. –lame y chupa mis pies, esclava. –dijo Ama Angela. –Que sabes que son una delicia y un placer para ti, esclava. –dijo Ama Angela. –Si mi Ama Angela. –dijo Tania, que empezó a lamer los pies. Tania comenzó lamiendo las plantas de los pies limpiándolos de toda la suciedad que tenían mientras Angela sentía placer con la lengua de Tania. –Sabes, una cosa eslava, que lames muy bien. –dijo Ama Angela. Siguió con los dedos, por los empeines, lamiendo entre sus dedos y lamiendo sus uñas, dejándola los pies limpísimos.
–Sabes me los has dejado limpísimos. –dijo Ama Angela, felicitando a su esclava. –¡Puedes hablarme, esclava! –ordenó Ama Angela. –Si mi Ama Angela. –dijo Tania. –¡Muchas gracias por su felicitación mi Ama Angela! –volviendo a mirarla a los pies para besárselos para quedarse esperando en silencio. –Ve al centro del salón, esclava. –ordenó Ama Angela. –Si mi Ama Angela. –dijo Tania. Una vez allí, le dijo que se pusiera de pie y de espaldas, qué al estar tantas horas de rodillas, le parecía hasta raro caminar con dos pies. Entonces, Angela fue a la cocina cogiendo el palo de la escopa lo partió por la mitad. Angela volvió al salón mientras que Tania miraba al suelo como le había ordenado. –Pon las manos en la nuca, y separa las piernas un poco más, esclava. –ordenó Ama Angela. –Si mi Ama Angela. –dijo Tania. Fue cuando Angela la esposó los tobillos de las piernas pegando el palo en ellos con una cinta aislante y le puso el palo detrás de la cabeza esposándola las muñecas y metiendo el palo. De forma, que la dejó bien sujeta esperando su castigo. Tania sabía que Angela se las gastaba bien, pero no sabía cuánto. Angela se alejó uno tres o cuatro metros cuando empezó con los latigazos, dejando el móvil con la videollamada encendida, llamado a las amigas de clase que al ver la llama de Angela, aceptaron la llamada, viendo lo que pasaba. Iba hacer que Tania se despidiera a lo grande.
–¡Ve contando los latigazos y dándome las gracias, esclava! –ordenó Ama Angela. –Si mi Ama Angela. –Zas, Zas, Zas. Tania iba diciendo.
–¡Zas! –Uno, mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela. –Así hasta 12 veces.
Mientras las chicas no dejaban de mirar la pantalla, viendo como Ama Angela daba latigazos a su amiga Tania, que ahora era su esclava blanca como decía ella. Todas estaban mojándose, sus bragas, pero bien, y muchas de ellas, se estaban tocando por excitadas de que estaban. Algunas se les escapaba algún gemido de placer que ponía a las otras cachondas. Angela no paraba de darle latigazos mientras le preguntaba con las frases.
–¿Quién eres? –¿Qué eres? –¿Quién soy yo? ¿Y de quién eres? –preguntaba Ama Angela como en un bucle detrás de otro, sin parar de preguntarlo.
Tania por su parte respondía igual cada vez que le preguntaba su Ama Angela.
–"Me llamo Tania González Rosales, soy una puta sumisa esclava, le pertenezco a mi Ama Angela para servirla y obedecerla” “Voy a ser su esclava mi Ama Angela”
Una y otra vez durante más de media hora, dándole latigazos sin parar y preguntándola todo el rato las mismas preguntas con las mismas respuestas hasta todas sus amigas se la sabían ya de memoria cuando Angela introdujo una última pregunta –¿Y qué vas a ser a partir del lunes? –preguntaba Ama Angela, que rápidamente Tania la respondía. –“Voy a seguir siendo su esclava mi Ama Angela.” Durante casi dos horas y media que estuvo dándola de latigazos hasta que Tania estalló de placer, corriéndose, echando los fluidos por el suelo, gimiendo de placer y de gusto hasta caerse al suelo mientras encadenada una serie de orgasmos sucesivos que la volvieron loca de placer mientras gemía de gusto, dando gracias a su Ama Angela, ya que nunca había experimentado nada parecido. Una vez que Tania estaba ya tirada en el suelo manchándose de sus fluidos. Angela le ordenó lamerlos con la lengua mientras la cámara enfocaba toda la escena.
Entonces, Angela se aproximó a Tania, diciéndole. –abre tu boca, esclava, mientras Tania la abría. –Si mi Ama Angela. –respondía Tania. Angela meaba dentro de la boca, viéndolas todas las compañeras, mientras que Angela la meo por la cabeza y por todo el cuerpo. A la misma vez escupió al suelo para que Tania lo lamiera, obedeciendo sumisamente fue lamiendo el escupitinajo y las orinas, los fluidos mientras sus amigas lo veían, y gemían de placer corriéndose mientras se masturbaban como putas en celo. Angela cogió el móvil y por la videollamada les dijo. –¡Os ha gustado por lo que veo, putas sumisas blancas! –dijo Ama Angela. –La que quiera mañana, le doy permiso para que me llame Ama Angela y me hable de usted, esclavas. –ordenó Ama Angela. –Además, quiero un tributo por lo bien que os lo habéis pasado de 50 euros cada una, respondiendo
–¿Cómo os habéis sentido? –¿Quiénes sois? –¿Qué sois? –¿Quién soy para vosotras? –¿Y de quien sois? –Además de cumplir la otra orden que os di a todas. –Quiero todo mañana antes de las ocho de la mañana. –ordenó Ama Angela, colgando la videollamada con una frase “Soy vuestra Ama Negra, esclavas blancas.”
–¿Tania te ha gustado la sesión? –preguntó Angela. –Si me ha gustado mi Ama Angela. –respondió Tania. –¿Quieres seguir siendo mi esclava? –preguntó Angela. –Si mi Ama Angela. –respondió Tania. –Quiero seguir siendo su esclava blanca. –dijo Tania, yendo de rodillas a sus pies para besárselos de nuevo. –Muy bien, así me gusta, esclava. –dijo Ama Angela. –Sacaré unas mantas para que duermas a los pies de mi cama, ya que los esclavos duermen así de esa manera. –dijo Ama Angela. –No se moleste, mi Ama Angela, lo haré yo su esclava blanca. –dijo Tania, yéndose a la habitación suya para quitar las mantas de su cama y llevarlas a la habitación de Angela para ponerlas a los pies de su cama y echarse para dormir. –Mañana cuando despierte tú estarás de rodillas con la cadena mirando a mis pies, esclava. –ordenó Ama Angela. –Me seguirás de rodillas como una perra y me acompañaras al baño, esclava. –ordenó Ama Angela. –Te quedarás de rodillas en el baño y obedecerás todas mis ordenes, esclava. –ordenó Ama Angela. –Si mi Ama Angela, volviendo acercarse a sus pies para besarlos y lamérselos nuevamente ya que había estado andando por la casa y no podía dejar que su Ama, manchara la cama con sus pies sucios. –Estoy contenta contigo, esclava. –dijo Ama Angela. –Creo que te adiestrare, te domare, te someteré y doblegaré tu alma, para que seas una esclava blanca. –dijo Ama Angela. –Si mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela, por ocuparse de esta esclava blanca. –De nada, esclava. –dijo Ama Angela. Ambas se quedaron durmiendo plenamente feliz ya que ambas habían tenido un buen sexo. Bueno, quizás una más que otra y quizás al día siguiente vinieran otras aventuras…